Ya han aprobado en Europa la venta de un nuevo implante médico diseñado para funcionar como un “marcapasos estomacal”, de una forma menos invasiva que un bypass gástrico o que te engrapen el estómago. Cuando el paciente está comiendo, el pequeño aparato implantado en el estómago, genera una sensación prematura de estar lleno o satisfecho al estimular ciertos nervios estomacales. El aparato fue creado por IntraPace, una empresa de Mountain View en California y será implantado esta semana en los primeros pacientes (a nivel comercial) tras haber mostrado increíbles resultados en las pruebas médicas.
Durante las pruebas médicas, 65 pacientes perdieron en promedio 22% de su peso corporal tras un año de haberse realizado el implante del “marcapasos estomacal”. Algunos pacientes incluso perdieron el 38% de su peso, seguramente los más pesados. Este implante, llamado Abiliti, se implanta por laparoscopía dentro de la cavidad abdominal (fuera del estómago) con dos “conexiones” colocadas sobre la pared del estómago. Una de estas conexiones permite al implante saber cuando la persona ha empezado a comer, para luego mandar una señal a través de la segunda conexión (un electrodo) para estimular los nervios que detectan el estiramiento del estómago (que se ubican en la parte exterior). En otras palabras, el implante engaña al cuerpo para que piense que el estómago está estirándose (como cuando comes mucho), lo que genera la sensación de saciedad y entonces hace que se te quiten las ganas de seguir comiendo. Por si fuera poco, el implante cuenta con un acelerómetro que registra la actividad física del paciente (para saber cuanto ejercicio hace), información que luego puede descargar el médico de forma inalámbrica. Claro que tanta tecnología no es barata, el implante, el procedimiento y demás gastos médicos ascienden a los $21,000 dólares, cantidad elevada para muchos pero quizás no tanto para quienes han pasado gran parte de su vida tratando de perder peso con dietas.
Por supuesto todo en teoría suena maravilloso, y aunque los estudios han registrado buenos resultados tras un año de pruebas cínicas, hay algunas cosas que me preocupan: por un lado el sistema nervioso podría acostumbrarse al estímulo y obviarlo, aunque bueno, si después de un año sigue funcionando y has logrado bajar el peso no habrá problema; por otro lado, no entiendo muy bien cómo es que regula el aparato el tiempo de funcionamiento, o qué pasaría si comes todo el tiempo, aunque seguramente se podrá regular de forma inalámbrica; finalmente, mi principal preocupación es… la gula.
Creo que mucha gente come (comemos) por ansiedad y muchas veces no es una cuestión de hambre sino más bien una cuestión de compulsión, algo con lo que quizás este implante no podría luchar, por otro lado, se ha descubierto que el proceso de la saciedad/hambre, está regulado por distintos factores, no sólo en cuestión de qué tan lleno esté el estómago, y como muestra de ello, están esos casos en los que una deficiencia te hace tener antojo de algo insólito. Un ejemplo de esto son las mujeres embarazadas, que debido a una deficiencia de calcio, sienten un antojo incontrolable por querer comer cosas tan extrañas como cáscara de huevo o pedazos de pared, sí, como leyeron, se les antoja arrancar pedazos de pared blanca y comérsela. Es por esto que creo que el problema es mucho más complejo que lo que éste implante puede resolver, aunque he de aceptar que es una solución muy ingeniosa, y definitivamente menos invasiva que una engrapada de estómago. Sólo espero que algo no salga mal y el marcapasos se vuelva loco y te haga sentir que tu estómago va a explotar como si te hubieras tomado unos menthos y dos litros de Coca-Light. Por último, comer menos no es necesariamente comer mejor o comer sanamente, los malos hábitos y la mala nutrición no es algo que el implante pueda arreglar, así que eventualmente todo terminará en una dieta balanceada y sana, lo que de inicio le fue imposible al paciente realizar.
Fuente.- http://www.spk.la y http://www.technologyreview.com/
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