En el laboratorio de la Universidad de Maryland, Estados Unidos, se
genera la tecnología necesaria para crear los denominados Micro
Vehículos Aéreos (MVA).
Los MVA utilizarán los microsensores y microprocesadores para orientarse y aumentar las capacidades combativas de los soldados, sin exponer su vida al peligro de las acciones bélicas.
El Ejército estadounidense ha invertido 10 millones de dólares en la investigación, firmando un contrato por 5 años con los estudiantes e ingenieros que trabajan en la institución universitaria. El Departamento de la Defensa pretende facilitar la acción de luchar para los soldados, dejando algunas de sus responsabilidades a los robots insectos. En este caso, cuanto menos, mejor.
La ventaja principal de los ingenios es que tienen una reacción muy rápida al movimiento y a la hora de evitar los obstáculos. Es lo que los investigadores pretenden incorporar en sus vehículos. Ahora éstos manejan los controles del robot, pero el propósito es que el MVA sea completamente autónomo.
Sin embargo, para hacer que la máquina electrónica identifique al adversario sin la ayuda del operador, estos científicos tienen que estudiar las leyes de la madre naturaleza. Es por ello que en el proyecto colaboran con los biólogos, quienes estudian, como los insectos se mueven en el ambiente, para poder programar estos dispositivos voladores. Estudian todo, empezando por el vuelo de una abeja y la trayectoria de su aleteo y terminando con la producción de los microprocesadores que funcionan precisamente como el cerebro de un bicho.
Muy pronto esta tecnología de las películas de ficción puede convertirse en una realidad.
Los MVA utilizarán los microsensores y microprocesadores para orientarse y aumentar las capacidades combativas de los soldados, sin exponer su vida al peligro de las acciones bélicas.
El Ejército estadounidense ha invertido 10 millones de dólares en la investigación, firmando un contrato por 5 años con los estudiantes e ingenieros que trabajan en la institución universitaria. El Departamento de la Defensa pretende facilitar la acción de luchar para los soldados, dejando algunas de sus responsabilidades a los robots insectos. En este caso, cuanto menos, mejor.
La ventaja principal de los ingenios es que tienen una reacción muy rápida al movimiento y a la hora de evitar los obstáculos. Es lo que los investigadores pretenden incorporar en sus vehículos. Ahora éstos manejan los controles del robot, pero el propósito es que el MVA sea completamente autónomo.
Sin embargo, para hacer que la máquina electrónica identifique al adversario sin la ayuda del operador, estos científicos tienen que estudiar las leyes de la madre naturaleza. Es por ello que en el proyecto colaboran con los biólogos, quienes estudian, como los insectos se mueven en el ambiente, para poder programar estos dispositivos voladores. Estudian todo, empezando por el vuelo de una abeja y la trayectoria de su aleteo y terminando con la producción de los microprocesadores que funcionan precisamente como el cerebro de un bicho.
Muy pronto esta tecnología de las películas de ficción puede convertirse en una realidad.
Los engendros mecánicos divididos en partes muy pequeñas tienen un gran
valor para estos ambiciosos bocetos, que pretenden transformar la
guerra, en la batalla de las "moscas robóticas".
Fuente y Articulo completo en: http://actualidad.rt.com/ciencia_y_tecnica/electronica_tecnologia/issue_2404.html
Fuente y Articulo completo en: http://actualidad.rt.com/ciencia_y_tecnica/electronica_tecnologia/issue_2404.html
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